Es un método de diagnóstico no invasivo que incluye tres procedimientos: medición de presiones sistólicas segmentarías, pletismografía de volumen y fotopletismografía. Está diseñado para evaluar la presión de flujo arterial en conjunto con el registro de volumen de pulso. Esto permite evaluar la circulación de las extremidades inferiores de forma más completa y específica, a diferencia de otros exámenes vasculares.
Es utilizado como método de tamizaje (screening) de enfermedad arterial periférica, y como evaluación de riesgo cardiovascular en pacientes de riesgo, ya que entrega la información del contexto hemodinámico.
Se recomienda su uso en pacientes fumadores, portadores de diabetes mellitus, adultos mayores, pacientes con antecedentes de eventos cardiovasculares y aquellos con índice tobillo/brazo (ITB) alterado, entre otros.